
La serie de sismos que han sacudido durante los últimos meses a países ubicados a lo largo y ancho del planeta, se puede equiparar a lo que está sucediendo en otro terreno, el de la cultura, entendida como todo lo que no es natura, es decir, como lo hecho por la mente y la mano del ser humano. Efectivamente, cuando algo (trátese de una idea, de un acontecimiento, de una experiencia) es capaz de confrontar nuestras creencias, aquello que damos por sentado y que aceptamos por convicción o por costumbre, solemos decir que nos “movió el piso” (o el tapete, que para el caso es lo mismo).
También en todo el orbe y desde hace ya varios años, aunque con diferente intensidad dependiendo de la región o del hemisferio, se están dando “ideamotos”, que en algunos casos están sacudiendo los edificios de creencias construidos por la humanidad a lo largo de los siglos, y en otros de plano ya los han echado abajo.