martes, 22 de diciembre de 2009
Nueva década
Está por terminar el 2009, y con él la primera década de este siglo/milenio. Estos años no han sido fáciles para el mundo, y por lo tanto tampoco para las organizaciones, que se han visto envueltas en un torbellino de acontecimientos políticos, económicos y sociales a los que han tenido que hacer frente no siempre, y no todas, de una manera exitosa. Muchas empresas se han quedado en el camino y otras han estado a punto de hacerlo.
Desde el 11 de septiembre del 2001, el mundo cambió para no volver a ser el mismo, sobre todo si a la ya profusa serie de cambios que se dieron desde entonces, se suman los generados por la gran crisis económica que se hizo manifiesta a fines del año pasado. El qué va a pasar, cómo llegará el 2010 y de qué manera se desarrollarán los acontecimientos, es una incógnita. Ahora más que nunca vivimos un mundo en el que no son las certezas, sino las probabilidades, las que dominan, permitiendo solamente plantear escenarios posibles.
Sobra decir que nuestro país, lejos de estar ajeno a esta dinámica del cambio acelerado que vive el planeta (no sólo en el sentido social, sino también en el físico, ecológico y climático), ha experimentado un entorno más que turbulento, al que las empresas han tenido que sortear como han podido (aunque no necesariamente con las mejores decisiones y estrategias).
El año próximo conmemoraremos el bicentenario del inicio de la Guerra de Independencia y en centenario del comienzo de la Revolución, lo que nos dará la oportunidad de hacer algo que nos gusta mucho a los mexicanos: voltear hacia atrás. Mirar al pasado no es, por supuesto, algo malo en sí mismo, pero podría serlo si se queda en el mero ejercicio de llevar a cabo ceremonias y actos simbólicos, sin dar pie a la reflexión y por ende al aprendizaje. El mayor valor de la historia es que se puede aprender de ella, y por lo tanto, cambiar a partir de ella.
El arco y la flecha
El pasado se podría pensar como algo parecido a la cuerda de un arco: su función es darle impulso a la flecha que sale de él. Si la cuerda se hace hacia atrás es para que la flecha salga con más fuerza y velocidad. De la misma forma, el mirar al pasado debe tener como principal función proyectarnos hacia el futuro, y no atraparnos en lo que sucedió, lamentando nuestras desgracias y recordando con nostalgia nuestros buenos tiempos.
Este es un momento crucial para el país y para las organizaciones; lo que pase dependerá de cómo se vea al futuro, de cómo se le planee. De una vez por todas hay que dejar de desear que las cosas pasen para trabajar en que sucedan. Warren Bennis afirma que la visión es la capacidad para inventar futuros; nada más cierto que eso. Solamente se podría añadir que, además de inventarlos, hay que hacerlos realidad. Alguien comentaba alguna vez que la única manera de hacer que los sueños se cumplan es despertando.
En este país, en sus empresas de todo tipo, hay que despertar y hay que luchar para que las cosas que soñamos sucedan. Hay que aprovechar el momento, el hecho de que nos encontramos ante el final de un ciclo y el inicio de otro. Los seres humanos somos animales simbólicos, y una de las manifestaciones de los símbolos es el ritual. ¿Por qué no cerrar con este ciclo que se va aquello que nos ha impedido salir adelante y ser competitivos? ¿Por qué no iniciar el nuevo año/década con verdaderos propósitos de mejora? ¿Por qué no definir desde ahora qué futuro queremos y cómo le vamos a hacer para alcanzarlo?
En muchos aspectos, estamos rezagados en la carrera; todavía no asumimos que la responsabilidad de lo que aquí pase es nuestra. Nadie más que nosotros podemos construir este país, y para construirlo hay que destruir muchas cosas que ya no funcionan, que de hecho nunca han funcionado. Para eso hay que tener valor y determinación, espíritu autocrítico y claridad en lo que se quiere y en cómo llegar a ello.
Ojalá que el año que entra sea testigo de la voluntad de un pueblo que desde todas las trincheras lucha por crecer, por superar rezagos, por crear mejores condiciones de vida para todos. Hay que trabajar en ello.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario